Errores.

Que fácil es ver los errores de los demás. Que fácil es dar consejos, pero no seguirlos. En el momento que te das cuenta de tus errores, de lo que tu estas haciendo mal, ese es el momento en el que te das cuenta de que algo tiene que cambiar.

¿Y que tiene de bueno ser adulto?

Nada.

Cambiar el mundo. (TA)

Tener una necesidad es útil. Nos pone en movimiento para alcanzarla. Un deseo es más potente aún. Cuando deseamos algo, cada célula de nuestro cuerpo se esfuerza por lograrlo. Tener un sueño es algo de una fuerza casi sobrenatural. Nos esforzamos durante días, meses,incluso años, para alcanzar ese sueño. Un sueño que nos puede cambiar la vida. Pero necesidades, deseos y sueños son pequeños al lado de la utopía. Tener una utopía es algo superior, algo vital. Una necesidad, un deseo, un sueño, pueden cambiar nuestra vida, pero una utopía puede cambiar el mundo. Y para bien o para mal, esa es la utopía de todos. Las utopías estan en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Pero entonces uno se pregunta, ¿para qué sirve la utopía si siempre se aleja? Para eso sirve, para avanzar. Para tener una utopía hay que creer que eso que deseamos es posible. Una utopía, por definicion, es algo que no existe,por eso, para cambiar el mundo, es tan necesaria.

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Siempre estamos buscando eso que nos falta para ser felices. La felicidad son momentos y esa búsqueda constante de la felicidad nos mantiene vivos, siempre está “ese algo que falta”. Si vivimos amargados buscando eso que nos falta vamos a estar siempre viviendo observando desde fuera. Vivimos buscando eso que no existe. Lo rayante de buscar la felicidad y no encontrarla, de estar en las puertas del paraíso y no poder entrar. Ese pensamiento de que algo nos falta es lo que hace que nos perdamos la fiesta, la felicidad.