domingo, 5 de junio de 2011

El ojo de la cerradura.

Cuando te prohiben ver algo lo único que quieres es ver eso que no puedes. Sea lo que sea que tengas que hacer, vas a ver eso que quieres. Es como espiar a través de una cerradura, como cotillear un móvil ajeno, nunca sabes con qué te vas a encontrar. Si espías eres responsable de lo que ves. Nunca sabes que vas a encontrar. A todos nos gustas hurgar, cotillear, espiar, aunque a veces no estemos preparados para lo que podamos ver. Mirando por la cerradura puedes llegar a ver verdades, verdades que pueden doler, y mucho. El problema de espiar no es lo que se ve, sino todo lo que no se ve. Todo lo que queda fuera de lo que la cerradura no nos deja ver no existe para nosotros. Para ver por una cerradura tienes que cerrar un ojo, ver solo una parte de la escena. Es irresistible, siempre queremos saber qué hay al otro lado ¿pero estamos preparados?
Tras la cerradura viven grandes secretos, secretos que significan una vida.